viernes, 2 de diciembre de 2016

EL HIJO DEL ACORDEONISTA, de Bernardo Atxaga

NOVETAT


Reclama lectores dispuestos a participar en un diálogo de voces que hablan de un sinfín de emociones: de afectos y traiciones, de amor y de muerte, leyendas de paraísos y costumbres perdidas, la memoria de la Guerra Civil y la dramática transformación de víctimas a verdugos. Esta supuesta sinfonía de voces y emociones de los protagonistas que discurren por toda la novela es, al final, una misma voz: la del autor.

Ésta es la novela más personal de este autor. En ella recorremos, como si miráramos un mosaico hecho con distintos tiempos, lugares y estilos, la historia de dos amigos: Joseba y David, el hijo del acordeonista. Desde los años treinta hasta finales del siglo XX, desde Obaba hasta California, de la infancia en la escuela a los infiernos de la guerra y de la violencia, Atxaga aborda de forma valiente el tema de la memoria, la nostalgia, la amistad y también de la tristeza del que deja su tierra sabiendo que no volverá. Y en el centro de las múltiples ramificaciones de esta historia, la única posibilidad de salvación frente a las circunstancias más dramáticas: el amor.

"Las violencias son de distinto signo e incluso, moralmente, son de dirección contraria, pero se puede decir perfectamente que aquéllos que huían de los fascistas eran las víctimas de una época, y con el paso del tiempo se convirtieron en verdugos", dice un Atxaga que procura "no ser relativista en estos temas".

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